P | ersonaje del mes |
José María De Viana, como pez en el agua
La preocupación social
no puede contradecirse con la vida personal
”Es una grandeza que un expulsado de la Ucab como lo fue Luis Ugalde, sea hoy su rector; aquí no se guarda rencor, mientras otras instituciones sufren crisis y mueren” | ![]() |
José María De Viana es un personaje público, durante siete años fue presidente de Hidrocapital, la empresa pública de servicios de la que nosotros los usuarios dejamos de quejarnos. Egresó en 1976 de nuestra Escuela de Ingeniería Civil. Tomándose un marrón bien cargado y bebiendo varias botellitas del líquido incoloro, inodoro e insaboro, se dispuso a conversar tan claro y suelto como corre el agua en los manantiales venezolanos.
¿De dónde nace su
vocación social?
-Parte de un proceso de formación
donde la huella de mi padre fue muy importante. Mi padre era un soñador
social nato, su meta era construir una sociedad distinta, era un enamorado
de la justicia y abogaba por la gente de menores recursos. “Se dedicó
por entero a nosotros, sus hijos -José Mari es hermano menor de
Mikel, el jesuita y de otras dos hermanas-, quería que sus hijos
fueran agradecidos con Venezuela, pues fue el país que lo recibió
y le abrió los brazos al inmigrante. Mi mamá siempre ha sido
la contraparte, ella de raíces campesinas, siempre nos enseñó
a salvaguardar primero a la familia”.
Mikel escogió estudiar Ciencias Sociales, y esto contentó a mi padre; cuando yo decidí estudiar Ingeniería Civil, a él le parecía más complicado conjugar esta carrera con las necesidades de la gente.
La prole del matrimonio vasco De Viana se crió en Antímano. Para José Mari, Mikel, su hermano mayor, siempre ha sido importante. “Tiene muchas virtudes que yo quisiera tener”, domina conocimientos del entorno social en los que yo no fui formado. La hidráulica, por ejemplo, no ha sido nunca tan importante como la ciencia que estudia la organización de procesos donde se involucra a la gente.
La grandeza de la Ucab y su formación
“La Ucab representa para mí los años de una profunda formación social, doctrinaria e ideológica. Tuve profesores jesuitas como Luis Ugalde, José Ignacio Urquijo, José Ignacio Rey, José Cruz Ayestarán, Rafael Baquedano. También estudié en el Instituto de Estudios Teológicos (IET), donde sólo la mitad de los estudiantes querían ser religiosos, la otra parte estaba conformada por alumnos de diversas carreras, en su mayoría de la Ucab. Era un centro donde se gestaba una profunda efervescencia de ideas renovadoras, su director era José Ignacio Rey. Fue clausurado en 1971, y este cierre tendría que ver un año más tarde con la crisis que se desarrolló en la Ucab”.
“Entre mis profesores de Ingeniería Civil recuerdo a Bolinaga, Velásquez, Arozena y a Foster; él todavía sigue dando clases. Ojalá no me falle la memoria”, -dice De Viana-, “una de las mejores cosas que tiene esta Facultad, es que aún conviven en el claustro unas posibles cinco generaciones de ingenieros”.
Nuestro Personaje del Mes dice que cuando se inscribió en la Ucab, en 1971, el estudiante en Caracas tenía dos opciones o nuestra casa de estudios o la USB, pues Caldera había cerrado la UCV. Originalmente aplicó para Ingeniería Industrial pero dice que en el país se estaba edificando una infraestructura envidiable, y en la Escuela de Civil los profesores les hacían entender que los ingenieros civiles del momento levantaban un país moderno.
Dice que parte de su generación se ha comprometido desempeñando cargos públicos como los egresados ucabistas: Rafael MacQuattie, Miriam Kornblith, Laura Rojas, Angel Zambrano, Ismael Pérez Vigil, Ramón Espinasa y Andrés Caldera, entre otros. Era la época donde convivían “conservadores y renovadores” como el padre Pernaut, Carmelo Lauría, Clemy Machado de Acedo y Maritza Izaguirre.
De Viana resume el resultado de la crisis del 72 así: “transformó radicalmente a la Ucab, permitió que su universo fuese más heterogéneo, activó los movimientos estudiantiles, la excelencia académica y una alta vocación social”. Y prosigue: “el gran carisma de esta universidad es que conviven profesores, estudiantes y egresados de esa época. Los estudiantes de 1999 pueden hablar con sus profesores que fueron dirigentes estudiantiles entre el 71 y el 76. Es una grandeza que un expulsado de la Ucab como lo fue Luis Ugalde, sea hoy su rector; aquí no se guarda rencor, mientras otras instituciones sufren crisis y mueren”.
De Viana profesor
-Ser profesor me permite mantenerme estudiando y recibir la innovación y la originalidad de los jóvenes. El compromiso de enseñar y formar es un complemento fundamental, la Ucab ha sido generosa en reclutar a los que tenemos experiencia.
José María inició su actividad docente en la Escuela de Ciencias Sociales en 1977, lo llamaron el padre Urquijo y Maritza Izaguirre quien era la directora de la Escuela. “Algunos decían que era, ideológicamente, altamente peligroso”. En 1984 comienza a dictar clases de Mecánica de los Fluidos en Ingeniería.
El agua clara
Para nadie es un secreto que durante la gestión de José Mari, Hidrocapital se levantó de las cenizas y de una matriz de opinión tan oscura como el barro, tanto que la llamaban “Hidrocriminal”. De Viana venía del proceso fallido de privatización de esta empresa de servicios. Fue en 1992 cuando Carlos Andrés Pérez decidió que el mismo equipo continuara en la gestión. Durante siete años imperó una política de desarrollo y desempeño profesional por cualidades personales y de conocimiento, donde no hubo injerencia política, ya que “una cosa tan sagrada no puede depender del gobierno de turno”.
Con emoción expresa que la gestión de su equipo “no fue una experiencia frustrada”, ya que Hidrocapital recibió el respaldo de los consumidores a través del pago puntual- en marzo del 99-, y por cobro del servicio se recaudó el equivalente a 15 millones de dólares, que se retribuyó en inversión. Le agradece al país la oportunidad de haber demostrado que sí se pueden sanear las empresas públicas y ofrecer un buen servicio.
“Transformamos la vida y las condiciones de esperanza de miles de familias. El agua es un elemento de enorme significado en la vida de la gente. En la historia de Caracas, el agua pesa como una pesadilla. La gente recuerda la escasez con amargura. Nosotros formamos parte de la buena noticia de un servicio que llevó higiene, salud y frescura a las comunidades. El corte del agua no tenía distinciones de clases, igual no había en el barrio como en Miraflores. Nos dieron la oportunidad de transformar a la empresa, llegamos a reducir la nómina a 600 empleados mientras que para la misma ciudad, La Electricidad de Caracas cuenta con seis mil personas y el Metro con cuatro mil”.
“La hidráulica no fue tan importante como la reorganización del equipo humano para poder responder a las innumerables quejas y demandas de los afectados. Al poder hacerlo, ganamos la batalla”.
Para él, el éxito se
debió a un proceso pedagógico comunicacional cuya prueba
consistía en que al abrir el chorro saliera el agua. “El acueducto
no sólo son las máquinas, los tubos y las bombas, hay que
entender que lo más importante era la identificación y mística
del equipo: los técnicos llegaron a dormir al lado de las bombas.
Hidrocapital debe responder a 23 alcaldes, tres gobernaciones y al Ejecutivo
Nacional y las relaciones con ellos deben ser como el agua pura, pues una
empresa de servicios no debe teñirse de ningún color”.